domingo, marzo 12, 2006

The Gathering: Mucho Talento con Gusto a Poco


The Gathering

Mucho Talento con Gusto a Poco

Hace dos años atrás cuando vino por primera vez The Gathering a Chile dije:”No me lo puedo perder, esta seguramente va a ser la primera y última vez que pisen el país”. Ustedes saben, es un grupo al que se les hace poca publicidad y sólo para un número bastante selecto de personas. Sin embargo, me equivoqué…

Hoy en día, la música que tocan se ha hecho más conocida y el número de seguidores ha ido aumentando. Es por eso, que después de sólo dos años, retornaron a nuestro país y si ya la primera vez tuve que hacer múltiples esfuerzos para ir a verlos, esta no fue la excepción.

Sin nada de plata y mucha nostalgia de la vez pasada, creí que ya me quedaría en la casa haciéndole un tributo con todos mis CDS de ellos, a la misma hora del concierto para calmar de alguna forma los ánimos. Pero no fue así, ya que a una semana del concierto me llegó un regalo sorprendente: Mi hermana me había comprado una entrada!!.

Creo que fue algo tan soñado que ni el mismo día del concierto creí que eso estaba sucediendo. De hecho, me sorprendí con la tranquilidad que había asumido el viaje, la espera y todo lo que antecede al espectáculo.

Las horas pasaban y ya estaba más que inquieta por el aburrimiento, pero de pronto…fueron las 21 horas. Salieron exactamente a esa hora y sin decir cualquier cosa tocaron el primer tema: “Liberty Bell”.

Hubo algunos problemas técnicos, hay que reconocerlo, pero que con el transcurso del concierto desaparecieron. Me refiero más que nada al sonido de los instrumentos, todo sonaba muy fuerte y la voz de Anneke sonaba poco.

Una pérdida importante para abrir un concierto, ya que mucho del encanto de la banda yace en la voz de ella. Sin embargo, fue sólo en ese momento exacto cuando me di cuenta de que realmente estaba ahí de nuevo… y la emoción me superó: creí que iba a llorar toda la noche.

Pero después del tema Anneke dio la bienvenida, dijo algunas palabras y de a poco me fui envolviendo con la música. La selección de temas fue muy buena, además de que tuvimos el honor de escuchar dos de las nuevas canciones, incluidas en su nueva producción “Home”.

En su primera intervención el público la interrumpió para cantarle el Cumpleaños Feliz y por supuesto, Anneke dejó entrever su emoción. Durante el Concierto no se cansó de repetir lo emocionada que estaba tocando frente a un público tan cariñoso llevándola a decir incluso que no éramos nosotros los verdaderos fans, sino que ellos, con respecto al público que por segunda vez los acogían con tanto cariño.

Transcurrió una hora exacta e hicieron un receso. Entendible, se notaban cansados y sin decir mucho se fueron del escenario. Sin embargo, se sabía que volverían. No fueron más de 3 minutos los que estuvieron dentro y volvieron al escenario.

El público estaba expectante y ya en, “un segundo tiempo” se comenzó a pedir a gritos una de sus canciones más conocidas de su disco Mandylion: Eleanor. Sin embargo, aquello no tuvo mucho éxito, ya que nunca la tocaron.

Personalmente creo que si hicieron oídos sordos no fue por no querer dar en el gusto, sino porque Anneke no estaba en condiciones de llegar a los tonos más altos (ella misma lo explicó) y porque, además, ya deben estar cansados de tocar el mismo tema siempre. A veces da para pensar que la gente sólo quiere escuchar ese tema y nada más y, en ese sentido, no creo que el hecho de que no la tocaran fuese una pérdida.

Además por mucho que haya sido pedida a gritos, hay que decir, de que al poco rato, fue como si el público mismo se hubiese olvidado de la petición porque no se siguió haciendo grandes intentos para que tocasen el hit.

Y es que cada tema estaba tan bien interpretado que la gente con cada canción quedaba “en trance”. Un trance que se prolongó por poco tiempo más, ya que exactamente 45 minutos después de su segundo round, se despidieron y se marcharon.

Todos pensamos que era una broma, el grupo debía volver… La ovación fue extrema en ese minuto cuando ya todos veíamos que otra vez, se marchaban y a pesar del típico grito “No nos vamos nicagando”, tuvimos que presenciar cómo comenzaron a llevarse los instrumentos.

Increíble!!!, de verdad no volverían. La gente empezó a desalojar sus butacas y con una gran disconformidad por lo poco, cada cuál tuvo que emigrar del Teatro Caupolicán.

Todo estuvo espectacular: la selección de temas, los horarios, la iluminación, la seguridad (cuando debieron sacar a una persona que se quiso subir al escenario: increíble fue como todos los guardias saltaron y resolvieron en muy poco tiempo el imprevisto), la voz de la cantante (que a pesar de andar con problemas, siguió demostrando su calidad), el sonido de la banda (sin considerar los detalles técnicos que son responsabilidad de la producción). Sólo hubo un “pero” el tiempo y el que no volvieran…

Sin resentimientos, pero con un poco de pena, creo que todos los fanáticos nos fuimos con la cabeza gacha esperando el show hubiese sido más prolongado, pero bueno, ella también estaba enferma y hay que entender que no se puede dar siempre en el gusto a la audiencia, mal que mal aún le quedan muchos conciertos por hacer y una enfermedad que curar.

Por el momento, no nos queda más que seguir escuchando sus discos, esperar que vuelvan pronto a Chile y sonreír cada vez que recordemos esa dichosa hora y 45 minutos que tuvimos el honor de presenciar y que, a menos de una semana, ya se recuerda con nostalgia.